20/1/07

ANDRÉ BRUGIROUX

André Brugiroux nació en 1937 en los suburbios de París. Durante la ocupación de su ciudad por los alemanes se escondía en el sótano de su casa cuando oía la sirena que avisaba de los bombardeos de los aviones, y tenía pesadillas que le hacían despertarse a medianoche, con sudor en la frente, en las que se veía en un paredón listo para ser fusilado. Ello le marcó y odió la guerra para el resto de sus días. A los 17 años dejó el hogar y no volvió hasta que cumplió los 35. Primero viajó varios años por Europa para aprender idiomas desempeñándose de friega platos o de limpiabotas para sufragarse sus gastos, hizo el servicio militar en el Congo, trabajó en Toronto, Canadá, para ahorrar dinero para sus viajes, y de 1967 a 1973 realizó una larga vuelta al mundo recorriendo alrededor de un centenar de países de los cinco continentes, teniendo la fuerza de voluntad de gastar únicamente 1 dólar por día, incluyendo el precio de visados, y otro dólar más en material para su cámara de filmar. Viajaba en autostop (en Hispanoamérica le conocían por “El rey del aventón”), bebía agua de los ríos, comía en los mercadillos o recogía frutas y zanahorias por los campos, y siempre dormía a la intemperie o aceptaba invitaciones de gente compasiva que iba conociendo por el camino, salvo una noche en la que le obligaron a reservar un hotel en Moscú. Viajando por Alaska se convirtió a la fe bahá’i, lo que le cambió la vida, y se autoproclamó un apóstol de la paz. En Pakistán enfermó gravemente por beber agua poluta, y aun en otros países fue robado y detenido por sospechoso de espionaje. Al regreso a Francia publicó un film y escribió su primer libro narrando sus aventuras, titulado “La Tierra es un solo país”. Posteriormente conoció en la Guayana Francesa a Rinia, una surinamesa, también bahá’i, madre de una niña pequeña llamada Natascha, y se casó con ella. Realizó cortos viajes por temporadas a los países que le faltaban, a veces acompañado por su mujer, y tres vueltas más al mundo, hasta que en el año 2002 penetró en Corea del Norte, su último país de la ONU, y posteriormente en el Reino de Mustang a pie. Cuenta en su haber con 250 países y territorios visitados en calidad, y a los miembros de clubes tipo TCC los denomina “je-mets-le-pied” por la superficialidad de sus viajes. Se desempeña de conferenciante de viajes en universidades y ferias literarias promocionando sus libros, su película y predicando la paz:

http://www.andre.brugiroux.free.fr/

(André delante de un kiosko de matrioshkas en Kiev)

André muestra jubiloso su mapamundi tras haber penetrado en Corea del Norte, su último país de la ONU. Se puede decir tanto de una persona por un mapamundi...! Más que de la palma de su mano. Un viajero experimentado que lea un mapamundi se fija en la Ruta del Transiberiano, en la Jungla del Darién, en la India y en el Río Amazonas, en los derroteros marítimos por los siete mares, en el desierto del Sahara, en Alaska... etc., y el mapamundi habla de la osadía y gustos de su poseedor, de su nivel económico ¡y hasta de su carácter!

Años netos "on the road": 20

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